En la parte inferior del escalón, hacia la derecha, vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo.
2 comentarios:
Ah, está cabrón. Nunca he sentido algo así por alguien más (bueno sí pero no tanto). Y bueno, tampoco sé si eres afortunada o lo contrario.
Ódiame por favor yo te lo pido, ódiame sin medidas ni clemencias,
odio quiero mas que indiferencia, porque el rencor, hiere menos que el olvido.
Pero ten presente..
y de acuerdo a la experiencia.. que tan solo se odia lo querido....
Eso dice la canción pues....
saludos =)
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